domingo, 7 de junio de 2015

sábado, 6 de junio de 2015

jueves, 4 de junio de 2015

domingo, 26 de abril de 2015

Prisonera del pecado de mi madre: el adulterio y sus consecuencias

Este es el testimonio de una niña de 12 años (hoy una mujer) que pidió no revelar su nombre. Hoy en día el adulterio se ha convertido en algo muy común, y quienes lo practican no toman en cuenta los daños irremediables que pueden causarles a sus hijos. 


PRISIONERA DEL PECADO DE MI MADRE

¡Qué triste despertar! ¡Nunca me imaginé cuán doloroso sería abrir mis ojos de niña a la amarga realidad de la vida!

Había cumplido 12 años recientemente y aun jugaba a las muñecas, sin contacto con el mundo exterior y sin la experiencia precoz que hoy nos da la televisión. De la noche a la mañana, desperté física y emocionalmente, sin experimentar el natural proceso que da la vida, a la amarga y trágica realidad al enterarme del adulterio de mi madre.

Mamá era para mí el mejor ejemplo. Yo la amaba intensamente y la veía bella, hermosa, inteligente, simpática y graciosa. Veneraba su imagen y la había situado sobre un alto pedestal en mi corazón. Además la creía un dechado de virtudes y naturalmente, honesta y fiel. –Probablemente es la imagen que cualquier niña de esa edad tiene de su madre-

Una noche en que yo dormía junto con mi madre, porque mi padre estaba de viaje, lo cual hacía frecuentemente, desperté de improviso y me encontré sola en la cama. Empecé a llamarla pero no respondió, y de pronto, cuando resolví levantarme a buscarla, escuché la voz y la risa de mi mamá que conversaba alegremente con otra persona.

Me levanté y me dirigí hacia un dormitorio que teníamos detrás de la casa, conforme me acercaba al lugar de donde provenían las voces y risas, reconocí una voz varonil en el interlocutor con mi madre. Mi corazón se sobresaltó y tuve miedo. Silenciosamente me paré junto a la puerta y venciendo el temor de abrirla, lo hice de súbito. Frente a mis ojos vi una escena pasional. El desconocido besaba a mi madre teniéndola en sus brazos.

Quedé confusa y una multitud de preguntas se agolparon en mi mente: ¿Quién era ése hombre? ¿Qué hacía un intruso en nuestro hogar? ¿Cómo se atrevía a besar a mi madre? ¿Por qué estaban juntos dentro de la misma cama? ¿Por qué ella se miraba complacida? Mi mente infantil no podía comprender lo que mis ojos veían, mucho menos lo que significaba.

Tras la sorpresa de verse descubiertos, ella se deshizo de los brazos de su amante y saltó ágil y graciosamente de la cama. Fue hacia mí, me tomó en sus brazos y mientras me hacía amorosos reclamos por haberme levantado de la cama, me devolvió al lecho, recomendándome que no hiciera ruido para que mis hermanos menores no despertaran. Me acostó de nuevo, me arropó y salió, reiterándome que debía permanecer quieta y silenciosa y que me durmiera tranquilamente. Así lo hice.

Los días siguientes pasaron como si aquel incidente hubiera sido una pesadilla. La actitud de mi madre hacia mi padre era normal. Por un tiempo mi padre no viajó, lo que le venía a complicar las relaciones ilícitas con su amante.

Fue entonces cuando ella empezó a usarme como su acompañante. Salía conmigo en el carro, aduciendo cualquier excusa. Mi padre nada sospechaba, ni remotamente, y mi madre no dejaba traslucir nada.

Salía conmigo usando cualquier pretexto, para poder cumplir sus citas. Cuando llegaba al apartamento donde se miraban con frecuencia, parqueaba el automóvil y a mi me dejaba adentro por horas.

Me dejaba sola con mis pensamientos, muchas veces lo hizo por las noches y yo me quedaba temblando del miedo.

¡Cuántas cosas pasaban por mi mente! Algunas veces pensaba que quizás ya no la vería nunca, que ella huiría con su amante abandonándonos. Lloraba entonces desconsoladamente y así me iba volviendo insegura, llena de miedos internos. Así empezó a desarrollarse mi vida. Sin embargo, por el contrario, a ella parecía no importarle su relación ilícita. Siempre que regresaba de sus citas se le miraba alegre, jovial, chistosa y yo olvidaba mis pensamientos.

Yo misma me interrogaba ¿Por qué será que mi padre no se da cuenta ni se entera de lo que hace mi mamá? No podía comprender nada de lo que pasaba.

El día que hizo crisis el problema, éste llegó violentamente a mi corazón. Mi madre había decidido huir con su amante y abandonarnos. Había hecho sus valijas y se había preparado para huir con él. Cuando tenía las valijas a la puerta de la casa, en forma milagrosa llegó una amiga suya a quien respetaba mucho. La amiga al enterarse de sus propósitos la reprendió severamente. Se portó severa y fuerte y la hizo comprender el enorme error que estaba cometiendo y el daño que le haría a su familia.

Aquel cuadro fue una pesadilla, en ese momento toda la ira que tenía reprimida en mi corazón brotó como una correntada y la odié.

Empecé a repudiarla, no podía ni verla y así me convertí en una niña agresiva, miedosa y rechazada. Mi personalidad empezó a distorsionarse. Vivía con una cólera interna y cuando tenía la oportunidad me salía a flote. Me volví reactiva casi ante cualquier situación que yo sentía que amenazaba mi seguridad. No podía conservar amistades, porque fácilmente hacía conflictos de la nada. En mi interior era tan posesiva que deseaba que cualquier amistad fuera solamente para mí y cuando cualquier amiga tenía otras amistades me sentía rechazada e insegura.

Así crecí y me casé llevando todos mis conflictos al matrimonio. Pero ya cansada de mi vida, después de visitar varios sicólogos, un día vino un amigo y nos presentó al Señor Jesús como nuestro Salvador y Redentor, nuestro Libertador. Abrí mi corazón para aceptarlo y así empezó un proceso de libertad y de perdón. No fue fácil. Perdonarla y soltar de mi vida las inseguridades, el rechazo, la ira, el rencor, me costó unos 20 años. Fueron 20 años de un trabajo amoroso de parte del Señor, para que pudiera quedar libre. Fue paso por paso y cuando El Espíritu Santo me mostraba un área, yo tenía que trabajarla y trabajarla hasta que sabía que había cambiado el rencor por el amor, y así sucesivamente. Fue entonces que supe que estaba libre.

Deuteronomios 5:18, Proverbios 6:32, Levíticos 20:10 y Lucas 18:20

Nota: Artículo sacado de la revista Ester. Este es un artículo anónimo por su contenido y para no poner en evidencia a su madre.

Fuente:www.porminacion.org

sábado, 18 de abril de 2015

Personajes de la Historia Universal (3)

Nicolás Maquiavelo (en italiano Niccolò di Bernardo dei Machiavelli) (Florencia, 3 de mayo de 1469 - ib., 21 de junio de 1527) fue undiplomáticofuncionario públicofilósofo político y escritor italiano. Fue asimismo una figura relevante del Renacimiento italiano. En 1513 escribió su tratado de doctrina política titulado El príncipe, publicado póstumo en 1531 en Roma.
Nicolás Maquiavelo nació en el pequeño pueblo de San Casciano in Val di Pesa, a unos quince kilómetros de Florencia, el 3 de mayo de 1469, hijo de Bernardo Machiavelli (abogado perteneciente a una empobrecida rama de una antigua familia influyente de Florencia) y de Bartolomea di Stefano Nelli, ambos de familias cultas y de orígenes nobiliarios, pero con pocos recursos a causa de las deudas del padre.
Entre 1494 y 1512 Maquiavelo estuvo a cargo de una oficina pública. Viajó a varias cortes en FranciaAlemania y otras ciudades-estado italianas en misiones diplomáticas. En 1512 fue encarcelado por un breve periodo en Florencia, y después fue exiliado y despachado a San Casciano. Murió en Florencia en 1527 y fue sepultado en la Santa Cruz.

Periodos[editar]

Florencia Siglo XVI. Quema del monje Savonarola
Su vida podría ser dividida en tres periodos; cada uno de ellos representa en sí mismo la historia de Florencia. Su juventud coincidió con la grandeza de Florencia como potencia italiana, bajo el mandato de Lorenzo de Médici, El Magnífico. La caída de los Médici en Florencia ocurrió en 1494, el mismo año en el que Maquiavelo se integraba en el servicio público. Durante su carrera como oficial, Florencia fue libre bajo el gobierno de una república, la cual duró hasta 1512, cuando los Médici regresaron al poder, y Maquiavelo perdió su puesto. Los Médici gobernaron Florencia desde 1512 hasta 1527, cuando fueron nuevamente retirados del poder. Este fue el período de actividad literaria de Maquiavelo, y también de su creciente influencia; sin embargo, murió a semanas de la expulsión de los Médici, el 21 de junio de 1527, a los cincuenta y ocho años, sin haber recuperado su cargo.

Juventud

Aunque se tienen pocos registros de la juventud de Maquiavelo, la Florencia de aquellos días era tan bien conocida que es fácil imaginar el ambiente en el que el joven ciudadano se desenvolvía. Florencia era una ciudad con dos corrientes opuestas, una representada por el austero Girolamo Savonarola y la otra por Lorenzo, amante del esplendor. Aunque el poder de Savonarola sobre las fortunas florentinas era inmenso, no parece haber sido muy importante para Maquiavelo puesto que sólo lo menciona en El Príncipe como un malogrado profeta desarmado. Por otra parte, la magnificencia del mandato de Lorenzo impresionó fuertemente a Maquiavelo, llegando incluso a dedicar El príncipe al nieto de Lorenzo. Maquiavelo fue considerado uno de los grandes escritores en su colegio. Era un escritor y fue un militar muy reconocido que influyó en el humanismo.

Servicio Civil

En el segundo periodo de su vida sirvió en el servicio militar Libre de Florencia, la cual pasó de la expulsión de los Médici en 1494 cuando Maquiavelo tenía 25 años, y duró hasta el regreso de los Médici (familia que poseía el mayor poder económico en Florencia) en 1512. Después de servir cuatro años en una oficina pública como secretario, fue nombrado canciller y secretario de la Segunda Cancillería. Tomó un rol importante en los asuntos de la república, habiendo quedado sus decretos, sus registros y sus despachos para guiarnos, así como sus propios escritos. Pese a que tuvo posiciones altas en el panorama público y político, él las evitaba ya que aceptaba cualquier tipo de trabajo a cambio de poco sueldo.
Su primera misión fue en 1499, para Caterina Sforza, «mi dama de Forli» en El príncipe, de cuya conducta y suerte, Maquiavelo extrajo la moraleja: «es mejor ganar la confianza de la gente que confiar en la fuerza». Será un concepto muy importante para Maquiavelo, y es señalado en muchas formas como de vital importancia para aquellos que quieran ostentar el poder.
En 1500 fue enviado a Francia para convencer a Luis XII la conveniencia de continuar la guerra contra Pisa. Será este el rey que, en su política con respecto a Italia, comete los cinco errores capitales del poder resumidos en El príncipe.
La vida pública de Maquiavelo estuvo enmarcada en sucesos surgidos por la ambición del papa Alejandro VI y de su hijo, César Borgia, el duque Valentino; ambos personajes ocupan un gran espacio en El príncipe. Maquiavelo no vacila en citar las acciones del duque en beneficio de los usurpadores que quieren quedarse con los estados que conquistan; de hecho, Maquiavelo no encuentra mejores preceptos que enseñar que los patrones de conducta de César Borgia. Por ello, para algunos críticos, César es el «héroe» de El príncipe. Aun así, el duque es señalado en El príncipe como el tipo de hombre que crece con la fortuna de otros y cae de la misma manera; quien toma el rumbo que podría esperarse de cualquier hombre prudente, excepto el curso que lo salvará; quien está preparado para todas las eventualidades, excepto para la que finalmente llega; y quien, cuando sus habilidades le son insuficientes para solucionar un problema, exclama que no ha sido su culpa, sino la de una extraordinaria e imprevista fatalidad. César Borgia también era un gran humanista y contrató a Leonardo Da Vinci para que le realizara varias pinturas. En diversas ocasiones, Maquiavelo coincidió con Leonardo, manteniendo con él largas conversaciones.

«O César o nada»

La famosa máxima de César Borgia expresaba su ambición de emular la gesta de Julio César, el dictador romano, y convertirse en el príncipe más poderoso de Italia, tal vez incluso en rey de la Península. Óleo por Altobello Meloni. Siglo XVI. Academia Carrara, Bérgamo.
A la muerte de Alejandro VI, en 1503, Maquiavelo fue enviado a observar la elección del sucesor, y ahí se da cuenta de las maniobras de César Borgia para forzar la elección de Giuliano delle Rovere (el papa Julio II), que era uno de los cardenales que más temía al duque. Maquiavelo, al comentar esta elección, dice: que aquel que piense que los favores harán que los grandes personajes olviden ofensas pasadas se engaña a sí mismo. Y así, Julio II no descansó hasta ver a César en la ruina.
Precisamente fue con Julio II con el que Maquiavelo cumplió su encargo en 1506, al mismo tiempo que el pontífice comenzaba su cruzada en contra de Bolonia; una campaña que resultó ser solo una más de sus exitosas aventuras, gracias en gran parte a su carácter impetuoso. Con respecto al Papa Julio II, Maquiavelo nos presenta las semejanzas que existen entre la Fortuna y las mujeres. Y concluye que el osado, y no el cauteloso, es el que conquistará a ambas.
En 1507 lo destinaron a Alemania como diplomático para parlamentar con el emperador Maximiliano I sobre las medidas expansionistas que quería adoptar dicho emperador. Maximiliano, sorprendido por la inteligencia y elocuencia de Maquiavelo, fue convencido a no invadir territorios italianos y menos aún Florencia, que era la intención que tenía el emperador. Sobre los alemanes concretamente, Maquiavelo dijo: los alemanes son una grandísima fuerza militar, pero tienen y tendrán una política muy débil.
El emperador Maximiliano fue uno de los hombres más interesantes de la época, y su carácter había sido moldeado por múltiples manos; pero Maquiavelo revela el secreto de las constantes fallas del emperador cuando lo describe como un hombre retraído, sin fuerza de carácter y sin los arrestos necesarios para llevar a cabo sus planes o insistir en el cumplimiento de sus deseos.
Otros personajes fueron estudiados por Maquiavelo. Por ejemplo, retrató a Fernando II de Aragón como el hombre que conseguía grandes conquistas bajo el manto protector de la religión, pero que en realidad desconocía los principios de la piedad, la fe, la humanidad y la integridad; sin embargo, para Maquiavelo, poco hubiese alcanzado Fernando de Aragón si alguna vez se hubiese dejado influir por dichos principios.
Los demás años de Maquiavelo en el servicio público transcurrieron alrededor de los eventos surgidos a partir de la Liga de Cambrai, formada en 1508 entre las tres grandes potencias europeas y el papa, con el objeto de destruir a la República Veneciana. Después de la batalla de Agnadello, Venecia perdió en un día todo lo ganado en ochocientos años. A raíz de esta batalla surgió un problema entre el papa y Francia, que dejó a Florencia desprotegida y a merced del papa. Éste impuso el regreso de los Médici el primero de septiembre de 1512. La consecuente caída de la república provocó el despido de Maquiavelo del servicio público y el fin de su carrera como oficial.

Exilio

Al regreso de los Médici, Maquiavelo, quien había mantenido esperanzas de retener su puesto bajo el mandato de los nuevos amos de Florencia, fue despedido por decreto el 7 de noviembre de 1512. Fue apresado y torturado al pertenecer a una conspiración contra los tiranos Médici, junto con su amigo Giovanni Battaini y 20 personas más. El nuevo pontíficeLeón X medió para liberarlo y Maquiavelo se retiró a su pequeña propiedad en San Casciano in Val di Pesa, a unos quince kilómetros de Florencia. Aquí malvive talando un bosque de su propiedad junto con unos obreros contratados y sobrevive con este pesado trabajo. También se dedicaba a la agricultura y a la ganadería y convivía con los obreros, con ellos comía, jugaba y hablaba, para sentirse vivo. Sus amigos de la ciudad le dan la espalda. Pero aunque son los peores años de su vida, Maquiavelo tiene en las noches su espacio para la libertad y el bienestar. Cada noche se desvestía de sus vestimentas de trabajo y se ponía trajes de cuando su servicio civil. Una vez así ataviado leía a Dante, a Petrarca y aOvidio y fue entonces en aquellas noches solitarias cuando empieza a dedicarse en cuerpo y alma a la literatura. Logró escribir ocho libros, la mayoría con una prosa ágil y clara, entre 1513 y 1525. En una carta a Francesco Vettori, fechada en diciembre de 1513, dejó una descripción interesante de su vida en ese período, y un esbozo de sus motivos para escribir El príncipe.
Estatua Maquievlo. Galeria Uffizi, Florencia, Italia
Llegó a dar una réplica de El príncipe a los Médicis, pero estos lo despreciaron. Maquiavelo escribe su segunda obra de más importancia en su bibliografía llamada Discursos de la primera década de Tito Livio, donde muestra Nicolás Maquiavelo su verdadera visión política, describiendo como mejor forma de gobierno una república y no una monarquía absoluta entre otras cosas más importantes. Luego realiza Discurso sobre el Arte de la Guerra y su comedia La mandrágora. Pese a ser años de penuria en donde su mente sufría, Maquiavelo sacó lo mejor de su talento.

Últimos años

Recibió la amnistía en 1521, a los 52 años, pero poco después fue acusado falsamente de estar involucrado en un golpe de estado contra los Médici. Fue torturado y apresado poco tiempo y, una vez libre, recibió un encargo: liberar a unos trabajadores del gremio de la lana que habían sido secuestrados por un grupo de malhechores. Maquiavelo logró que los liberaran y el gremio, en agradecimiento, recibió una buena cantidad de dinero. Con parte de ese dinero compró un billete de lotería, que fue premiado con 20.000 ducados y con los que pudo saldar algunas deudas.
Empezó a trabajar en la academia humanista de Bernardo Rucellai, traduciendo la obra griega de Polibio y gracias a ello recogió muchas ideas sobre el gobierno de una república. El nuevo papa Clemente VII, un Médici, le acercó a la política de nuevo, encargándole una obra sobre la historia de Florencia por 120 florines. Por ello, Maquiavelo fue acusado de ser partidario de los Médici, curiosamente la misma familia contra la que supuestamente había conspirado antaño.
Nicolás Maquiavelo murió en 1527, a los 58 años, olvidado e ignorado por sus contemporáneos. Su legado tuvo más éxito en siglos posteriores que en la época en la que vivió, donde la fría y poco religiosa forma de presentar el gobierno del estado causó gran escándalo. Siempre defendió la colectividad frente a la individualidad y nunca olvidó la cruenta y única verdad sobre la política y los gobernantes.

El pensamiento político de Nicolás Maquiavelo

Aunque Maquiavelo nunca lo dijo, se le atribuye la frase el fin justifica los medios, ya que resume muchas de sus ideas.
Se considera a Maquiavelo como uno de los teóricos políticos más notables del Renacimiento, pues con su aporte se abre camino a la modernidad en su concepción política y a la reestructuración social.
Tradicionalmente, se ha encontrado una aporía en el pensamiento maquiaveliano como consecuencia de la difícil conciliación de sus dos obras principales, los Discursos sobre la primera década de Tito Livio y El príncipe.
En los Discursos, Maquiavelo se declara partidario de la república, partiendo del supuesto de que toda comunidad tiene dos espíritus contrapuestos: el del pueblo y el de los grandes (que quieren gobernar al pueblo), que están en constante conflicto. Para Maquiavelo el mejor régimen es una República bien organizada (toma como ejemplo la República Romana), aquella que logre dar participación a los dos partidos de la comunidad para de esta manera contener el conflicto político dentro de la esfera pública.
Maquiavelo señala, y de aquí la calificación de bien organizada, que es primordial que en dicha república se disponga de las instituciones necesarias para canalizar el conflicto dentro de las mismas sin las cuales la república se desarmaría. Ninguna de las otras formas de gobierno como la aristocracia, la tiranía, la democracia o la monarquía logran el equilibrio de los partidos dentro del régimen por lo que son inestables.
Los intérpretes proclives a las tesis republicanas han pretendido, desde Rousseau, conciliar la contradicción entre losDiscursos y El príncipe considerando que este último supone un ejercicio de ironía que sencillamente desnudaba a la luz pública lo que eran las verdaderas prácticas del poder.
Sin embargo, la oposición a la república que podría inferirse en El príncipe, debe tenerse en cuenta que cuando Maquiavelo lo escribe está escribiendo para mostrar a Lorenzo II de Médici cómo debe desempeñarse si es que quiere unificar Italia y sacarla de la crisis en la que se encuentra. Maquiavelo aclara también que puede existir un hombre cuya virtud política (saber aprovechar los momentos de fortuna y escapar de los desfavorables) supere a la república en conjunto pero dicha virtud política morirá con el mortal que la posea, cosa que no ocurriría en una república bien organizada.
Además de esto, debe recordarse que El príncipe presenta analogías con la figura romana y republicana del dictador, investido de poderes absolutos durante un breve período y teniendo que rendir cuentas posteriormente ante la república. En este sentido, la contradicción entre los dos textos principales de Maquiavelo no es tal. Si es así, entonces el principado y la república deberían ser entendidos como formas de gobierno subordinadas a la auténtica preocupación política de Maquiavelo: la formación de un Estado moderno en la Italia de su tiempo.
Maquiavelo entiende que todo príncipe debe tener virtud y fortuna para subir al poder: virtud al tomar buenas decisiones y fortuna al tratar de conquistar un territorio y encontrarse con una situación (que no fue provocada por él mismo) que lo ayuda o beneficie conquistar. Aquel príncipe que obtenga el poder mediante el crimen y el maltrato, siendo éste vil y déspota, debe entender que una vez subido al poder tiene que cambiar esa actitud hacia el pueblo. Dándole libertad al pueblo, para ganarse el favor del mismo, ya que al fin y al cabo estos serán los que decidan su futuro.
Maquiavelo fue además un auténtico precursor del trabajo de los analistas políticos y columnistas de nuestros días: «todos estos príncipes nuestros tienen un propósito, y puesto que nos es imposible conocer sus secretos, nos vemos obligados en parte a inferirlo de las palabras y los actos que cumplen, y en parte a imaginarlo» (carta a Francesco Vettori, julio de 1513).
En todo caso, distintos textos del pensador arrojan luces y sombras sobre la coherencia interna de su obra. Así, el florentino llega a afirmar no sin ironía que «desde hace un tiempo a esta parte, yo no digo nunca lo que creo, ni creo nunca lo que digo, y si se me escapa alguna verdad de vez en cuando, la escondo entre tantas mentiras, que es difícil reconocerla» (carta al historiador florentino Francesco Guicciardini, mayo de 1521).

Obras

  • Discurso sobre la corte de Pisa, 1499
  • Del modo di trattare i popoli della Valdichiana ribellati, 1502
  • Del modo tenuto dal duca Valentino nell' ammazzare Vitellozzo Vitelli, Oliverotto da Fermo, etc., 1502
  • Discorso sopra la provisione del danaro, 1502
  • Decennale primo (poema), 1506
  • Retrato de la corte de Alemania, 1508-1512
  • Decennale secondo, 1509
  • Retrato de la corte de Francia, 1510
  • Discursos sobre la primera década de Tito Livio, 3 volúmenes, 1512-1517
  • El príncipe, 1513
  • Andria, comedia, 1517
  • La mandrágora, comedia en prosa de cinco actos, con prólogo en verso, 1518
  • Della lingua (diálogo), 1514
  • Clizia, comedia en prosa, 1525
  • Belfagor arcidiavolo (novela), 1515
  • Asino d'oro (poema), 1517
  • Del arte de la guerra, 1519-1520
  • Discorso sopra il riformare lo stato di Firenze, 1520
  • Sumario de la corte de la ciudad de Lucca, 1520
  • La Vida de Castruccio Castracani, 1520
  • Historia de Florencia, 8 libros, 1520-1525
  • Historias florentinas (1521-1525) 1

En la cultura popular

En la literatura, Maquiavelo ha sido personaje de obras de política representando el cinismo y el realismo, oponiéndose al pensamiento jurídico de Montesquieu.2 3

Véase también

Tomado de Wikipedia.org

sábado, 11 de abril de 2015

Personajes de la Historia Universal (2)

Maximilien François Marie Isidore de Robespierre (Arras6 de mayode 1758-París28 de julio de 1794), mejor conocido como Maximilien Robespierre, fue un abogadoescritororador y político francés apodado «el Incorruptible». Fue uno de los más prominentes líderes de laRevolución francesadiputadopresidente por dos veces de la Convención Nacional, jefe indiscutible de la facción más radical de los jacobinos ymiembro del Comité de Salvación Pública, entidad que gobernó Francia durante el periodo revolucionario conocido como el Terror.
Robespierre, jurista de profesión, inició su carrera como juez penal de la diócesis de Arras, además de ejercer como defensor legal, especialmente de los sectores más desposeídos, lo cual, junto con su entonces fuerte oposición a la pena de muerte y la notoriedad que acumuló como escritor, lo convirtieron en uno de los más notorios abogados de Arras. Su notoriedad pronto lo conllevó a la política, resultando electo diputado por elTercer Estado en los Estados Generales en 1789, encarrilándose desde entonces en un inminente ascenso político, hasta alcanzar la presidencia de la Convención Nacional y transformarse en uno de los más poderosos líderes de la Revolución.
Entre 1793 y 1794, lideró el denominado «Reino del Terror», durante el cual gobernó Francia de forma autocrática, sumiendo al país en un período de persecuciones políticas, incertidumbre generalizada y continuas ejecuciones por traiciónsediciónconspiración, entre muchos otros crímenes. Este periodo presentó a un Robespierre firme, autoritario y decidido a purificar a Francia de cualquier opositor a la Revolución, llegando a justificar en su defensa el uso de la pena de muerte a la que tanto se había opuesto en el pasado.
Finalmente, tras la muerte de Danton, se desencadenaron una serie de divisiones políticas dentro de la Convención Nacional, y Robespierre reaccionó concentrando cada vez más poder en el Comité de Salud Pública. Esto sólo agravó aún más la situación, provocando que un cuerpo de soldados opuestos a sus políticas asaltaran el Ayuntamiento de París, donde él y varios de sus allegados se encontraban, siendo herido en la mandíbula en circunstancias inciertas. Fue arrestado y guillotinado el 28 de julio de 1794 (10 de Termidor) junto a veintiuno de sus seguidores.
Robespierre acabó sucumbiendo a su caída política ocasionada por la propia inestabilidad que él mismo había generado. Su muerte fue seguida de una reacción termidoriana que desmanteló el régimen del Terror e hizo añicos el gobierno puramente revolucionario, que fue reemplazado por el Directorio, de carácter más conservador.

Infancia y juventud

La toma de la Bastilla por las masas populares francesas
Maximilien Robespierre era el hijo mayor de Maximilien-Barthélémy-François de Robespierre, nacido en 1732, abogado ante el Consejo Supremo de Artois, y Jacqueline-Marguerite Carraut, tres años menor e hija de un cervecero de Arras. Después de conocerse en 1757, los dos jóvenes se casaron el 2 de enero de 1758.
Robespierre, que nació en Arras el 6 de mayo del mismo año, fue concebido antes de la celebración del matrimonio de sus padres.
Su padre era descendiente de una familia de juristas de Artois. Su abuelo, Maximilien (1694 - 1762) también fue miembro del Consejo Supremo de Artois. Su bisabuelo Martín (1664-1720) fue fiscal en Carvin y su tatarabuelo Robert (1627-1707)notario en Carvin y bayle de Oignies.
La pareja tuvo cuatro hijos más: Charlotte, en 1760, Henriette-Eulalie-Françoise en 1761 y Agustín en 1763. El más joven nació el 4 de julio de 1764, pero la madre murió ocho días después, a la edad de veintinueve, falleciendo a continuación el recién nacido. Robespierre tenía entonces seis años.
Según las Mémoires de Charlotte, François de Robespierre habría abandonado a sus hijos después de la muerte de su esposa. En cambio, según el historiador Gérard Walter, existen huellas de su presencia en Arras en marzo y en octubre de 1768. Además, dos cartas suyas enviadas desde Mannheim, confirman que vivía en Alemania en junio de 1770 y octubre de 1771. Al año siguiente, según el registro del Consejo de Artois, se ocupó de quince litigios entre el 13 de febrero y el 22 de mayo. Finalmente, en marzo de 1778, a la muerte de su abuelo, se encontraba ausente, ya que se hizo representar en un juicio ante el Escabinado de Arras. A partir de ahí, si se da crédito a este documento, se pierde su rastro.
El abad Proyart, que afirmó haber conocido personalmente al padre de Maximilien, cuenta que, tras haber vivido algún tiempo en Colonia, le habría comunicado su deseo de viajar a Londres y, desde allí, al Caribe. Esta hipótesis, discutida porAlbert Mathiez, es rechazada por Gérard Walter y Auguste Paris.
Un acta de enterramiento descubierta por Irmgard Hörl en 1956 indica que el padre de Maximilien falleció en Múnich el 6 de noviembre de 1777, donde había sido profesor de idiomas (Sprachmeister). Así lo admiten Catherine Fouquet yHenri Guillemin. En todo caso, tras la muerte de su madre, las dos niñas fueron acogidas por sus tías paternas y los dos niños por su abuelo materno, Jacques Carraut (1701-1778).

Inicios en la política

Representación de la murte de Robespierre en la guillotina
Robespierre decidió presentarse a las elecciones a los Estados Generales de abril de 1789, haciéndose conocido en su localidad por su panfleto Adresse à la nation artésienne. Si bien los principales terratenientes de la provincia se presentaron para la elección, el 26 de abril Robespierre fue elegido como el quinto diputado del Tercer Estado.
Al reunirse los Estados Generales en Versalles el 5 de mayo de 1789, la pasión de Robespierre empezó a ser evidente.Mirabeau dijo de él: «Este joven hombre cree en lo que dice: va a llegar lejos». Ferviente partidario de las ideas de Rousseau, ya le empezaba a dar forma propia en sus discursos en la asamblea, que eran tachados de extremistas por la mayoría.
Gran orador en la Asamblea Constituyente, a la que dirigió unos 150 discursos hasta 1791, se fue perfilando como uno de los líderes del pequeño grupo de extrema izquierda denominado despectivamente por Mirabeau como «Las treinta voces».
Desde la época de los Estados Generales, Robespierre había participado en el club de «Los amigos de la Constitución», que al trasladar su recinto al edificio de los monjes jacobinos (dominicos) serían reconocidos como los «jacobinos». Rodeado de personas del origen social parecido, y al volverse cada vez más un club muy restringido, Robespierre fue ganando terreno hasta convertirse en el líder del movimiento en el verano de 1792.
La fuga del rey y su detención en Varennes arruinó las posibilidades de una monarquía constitucional viable. Si bien Robespierre guardó aparente cautela, miles de manifestantes decidieron pedir la abdicación del rey en el Campo de Marte el 17 de julio de 1791, siendo dispersados a balazos por el batallón al mando de La Fayette. Los líderes de izquierda temieron por la reacción, Marat pasó a la clandestinidad, Danton a Inglaterra, Robespierre se mantuvo en París, refugiándose en la casa de Maurice Duplay, un ebanista que residía en Rue Saint-Honoré y simpatizante jacobino, reforzando su posición al mantenerse en París y con su club durante esta grave situación.
El 30 de septiembre, en la disolución de la Asamblea Constituyente, Pétion y Robespierre, que gozaban de un tremendo apoyo popular, se convirtieron en dos de las figuras más representativas del momento.
El Terror
La situación de la República en ese año de 1793 era de extrema gravedad, acosada en sus fronteras
y con graves disturbios en su interior. Existía, asimismo, una seria desconfianza hacia el poder de los gobiernos y la línea política jacobina propugnaba que la Asamblea Nacional fuera el centro del poder político, siendo los ministros meros ejecutores de las políticas emanadas de la Asamblea, con lo que Robespierre controlaba de este modo todo el poder. El acoso sufrido por la República provocó la formación del llamado Comité de Salvación Pública dotado de poderes especiales pero que debía rendir cuentas ante la Asamblea mensualmente de sus decisiones y actividad. El 9 de Termidor del año I (27 de julio de 1793), Robespierre entró a formar parte del Comité de Salvación Pública y gracias a su prestigio se convirtió en el principal dirigente de la nueva república, el de la «dictadura jacobina» obligada a proponer y ejecutar medidas excepcionales que se consideraban indispensables para salvaguardar la República de las graves amenazas tanto internas (guerra civil en la región de Vendée) como externas.[cita requerida]Denunció la guerra de Francia contra Austria (1792), por considerar que Francia no estaba preparada para un conflicto de tal magnitud. Formó parte de la Convención Nacional, que se eligió por sufragio universal, y en la que se sentó entre losmontañeses, llamados así por tener sus escaños en la parte alta del hemiciclo de la Asamblea Nacional. El apoyo de los revolucionarios de París (los sans-culottes) en las asambleas de cada distrito y municipio de la región parisina, llevó a Robespierre al poder: primero como miembro de la Comuna revolucionaria (el ayuntamiento) que ostentaba el poder local; luego como representante de la ciudad en la Convención Nacional que asumió todos los poderes, y en la que Robespierre apareció como portavoz del partido radical de la Montaña (junto con Danton yMarat). Fue en este momento cuando Robespierre manifestó abiertamente su republicanismo. Luchó firmemente contra los girondinos, el grupo de diputados moderados procedentes de la región de Burdeos, la Gironda, grupo de carácter conservador que abogaba por un Estado descentralizado y se inclinaba por mantener la monarquía constitucional o, en todo caso, llevar a cabo una revolución moderada. Ya antes, Robespierre estaba en desacuerdo con los girondinos sobre la conveniencia de la guerra contra las monarquías europeas, que los girondinos defendían con el argumento de llevar la libertad a los súbditos de los reyes. Robespierre estaba en contra, convencido de que «nadie quiere a los misioneros armados». Los girondinos constituían un grupo de presión político muy fuerte en la Asamblea Nacional pero al oponerse a la línea de firmeza republicana radical que representaban los jacobinos y tras su rechazo a la ejecución de Luis XVI (que consideraban excesiva), Robespierre no cesó de atacarlos salvajemente en sus discursos. Finalmente, en 1793, Robespierre, apoyado por unas masas populares convenientemente dirigidas, dio un golpe de Estado y desmanteló el grupo girondino, arrestando a todos los dirigentes principales que pudo capturar.
Actuar en ejercicio de la Virtud, esto es, ejercerla individual y colectivamente, es una de las claves del pensamiento republicano de Robespierre; pero en los momentos históricos que atravesaba Francia y su nueva república democrático popular (la del periodo de dominio jacobino), el peligro que representaban los enemigos de la república era real: loslegitimistas franceses, los expatriados franceses en Inglaterra o en los reinos alemanes y los conflictos constituían una amenaza. Robespierre consideraba que la República debía defenderse de forma contundente y rápida, arrebatando a sus enemigos la iniciativa, y a esa acción la denominaba el «Terror», esto es, según él, la aplicación inmediata de la justicia republicana con el objetivo de neutralizar a los enemigos de la República. De esta forma, el Terror, en el lenguaje republicano jacobino, es una acción en defensa de la Virtud, al objeto de defender el bien público, la República, estando obligado el Comité de Salvación Pública que asumía la defensa de ésta a dar cuenta pública de sus acciones. Desafortunadamente, la puesta en práctica de tales principios a manos de algunos «delegados en misión» (comisarios delegados en las provincias) condujo a ejecuciones en masa de todo sospechoso de ser contrarrevolucionario.
El periodo del Terror supuso la muerte en la guillotina de miles de personas, muchas de ellas obreros y campesinos, pero sobre todo fue un símbolo de ruptura total con el pasado absolutista y la monarquía. Robespierre había sido un firme partidario de la abolición de la pena de muerte, pero su percepción se modificó al asumir la obligación de defender la República de sus enemigos, llegando a considerar que estaba justificada, siempre y cuando el ejecutado fuese un «enemigo».
La dinámica de continuos enfrentamientos internos sometió a la República de Robespierre a una gran tensión. Robespierre jugaba un papel más o menos centrista en el gobierno revolucionario. Se enfrentó a los ultrarrevolucionarios ohebertistas (seguidores de Hébert) (24 de marzo de 1794), así como a los llamados «Indulgentes» agrupados en torno aDanton y Desmoulins (5 de abril de 1794). Actuando según el procedimiento habitual, la Comité de Salvación Pública procedió a eliminar a la oposición, tal y como se había hecho con los girondinos: Danton, Desmoulins y Hébert fueron detenidos, juzgados sumariamente y ejecutados en la guillotina.
Maximilien Robespierre trató entonces de imponer su ideal de república democrática y virtuosa: «El terror, sin virtud, es desastroso. La virtud, sin terror, es impotente.» La propuesta republicana de Robespierre asumía los valores de la Ilustración y los desarrollaba políticamente en la práctica, coronándola espiritualmente con la institución del culto al Ser Supremo, en realidad una concesión teísta frente a los sectores más abiertamente antirreligiosos. El sistema administrativo escogido fue el centralista, potenciando el francés como único idioma para la enseñanza, lo que a largo plazo supuso prácticamente la erradicación de las lenguas romances del sur, el bretón, y el vascuence.

Teoría del gobierno revolucionario

La teoría del gobierno revolucionario es tan nueva como la revolución que la ha traído. No hay que buscarla en los libros de los escritores políticos, que no han visto en absoluto esta Revolución, ni en las leyes de los tiranos que contentos con abusar de su poder, se ocupan poco de buscar la legitimidad; esta palabra no es para la aristocracia más que un asunto de terror; para los tiranos, un escándalo; para mucha gente un enigma. El principio del gobierno constitucional es conservar la República; la del gobierno revolucionario es fundarla. El gobierno constitucional se ocupa principalmente de la libertad civil; y el gobierno revolucionario de la libertad pública. Bajo el régimen constitucional es suficiente con proteger a los individuos de los abusos del poder público; bajo el régimen revolucionario, el propio poder público está obligado a defenderse contra todas las facciones que le ataquen. El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la protección nacional; a los enemigos del pueblo no les debe sino la muerte.
RobespierreLa teoría del gobierno revolucionario
Robespierre, sometido a una continua presión y deseoso de aplicar su programa sin trabas, empezó a ausentarse de las reuniones formales del Comité de Salvación Pública; esto provocó una gran inquietud entre miembros de la Convención y del propio Comité incluso entre quienes habían sido hasta entonces partidarios del terror (Fouché, Barras, los diputados del Marais[cita requerida]), que temían, muy justificadamente, seguir los pasos de Danton y Hébert. La instauración del Gran Terror (Ley de Pradial, año II — 10 de junio de 1794), fue considerada innecesaria, ya que tras las victorias militares (Fleurus, 26 de junio de 1794) la Revolución ya estaba consolidada y no era preciso un régimen tan extremista. Pensando, no sin razón, que la continuidad de «El incorruptible» al frente del Comité de Salvación Pública implicaría que Robespierre estaba ahora decidido a limpiar la República de todo aquel que pudiera rivalizar con él en el liderazgo de la nación, por lo que comenzó a fraguarse un golpe de estado en el interior del propio poder revolucionario, cuya cúpula estaba repleta de girondinos no confesos, de jacobinos deseosos de vengar las muertes de Danton y Hébert, o simplemente de gente temerosa de ser acusada de traición y ajusticiada en consecuencia por el inflexible Robespierre.

Caída y muerte

El 8 de Termidor del año II (26 de julio de 1794), Robespierre pronunció un discurso extraño que se podía interpretar como un testamento político, pero también como aviso de que iba a denunciar ante la Convención a nuevos traidores a la revolución. Al día siguiente, apareció uno de sus colaboradores más estrechos, Louis de Saint-Just, para presentar un informe del Comité sin haberlo leído antes a los otros miembros del mismo. Aunque se trataba de una propuesta de conciliación, algunos diputados, aterrados ante la posibilidad de que fuera a reclamar la depuración dando nombres, comenzaron a dar gritos, impidiéndole seguir con el discurso. Un grupo de diputados fue especialmente activo en este sentido, ya que en los días anteriores habían planeado la caída de los robespierristas. Finalmente, después de que el centro le negara su apoyo, Robespierre fue acusado de dictadura y detenido junto con otros dos miembros del Comité, Saint-Just y Georges Couthon. El hermano de Robespierre, Augustin, junto con Philippe Le Bas, miembro del Comité de la Seguridad General, pidieron ser arrestados junto con ellos. Liberados de la cárcel por la comuna de París, que les prestó apoyo, los robespierristas se refugiaron en el edificio del ayuntamiento, respaldados por un sector del ejército mandado por el general Hanriot. Esa misma noche, las tropas leales a la Convención asaltaron el ayuntamiento, que se había ido vaciando a medida que pasaban las horas. El edificio, tras un tiroteo durante el cual Robespierre resultó herido de un disparo en la cara a la altura de la boca (no se sabe si fue autoinfligido o producto de la escaramuza), cayó en manostermidorianas. Al día siguiente, Robespierre fue conducido a la plaza de la Revolución (hoy plaza de la Concordia), en la que cientos de personas habían muerto durante los meses anteriores, y fue guillotinado junto a veintiún colaboradores, entre los que se encontraban Saint-Just, Couthon y el general Hanriot. El cuerpo de Robespierre y el de los demás condenados fue enterrado en una fosa común en el cementerio de Errancis, en la que se vertió cal viva a fin de borrar todo rastro. Su caída acabó con el Terror y con el impulso democrático de la República.

En el cine

AñoPelículaDirectorActor
1989Historia de una revoluciónRoberto Enrico
Richard T. Heffron
Andrzej Seweryn
Precedido por:
Marie-Jean Hérault de Séchelles
Presidente de la Convención Nacional
22 de agosto – 5 de septiembre de1793
Sucedido por:
Jacques-Nicolas Billaud
Precedido por:
Claude-Antoine Prieur-Duvernois
Presidente de la Convención Nacional
4 de junio – 19 de junio de 1794
Sucedido por:
Élie Lacoste
Miembro del Comité de Salvación Pública
27 de julio de 1793 – 27 de julio de 1794

Fuente: Wikipedia